Algo así esperaba encontrarme hoy, una copia de 300… Y durante los primeros 15 minutos parecía que así fuera. Empezamos con una narración de la reina de Esparta (Lena Headey) a bordo de un navío de guerra griego, contando a sus hoplitas como Temístocles (Sullivan Stapleton) acaudilló a las tropas atenienses diez años atrás contra las tropas del rey persa Dario en la batalla de Maratón. Vemos un estilo de cámara similar e idéntica lucha contra los persas, aunque no se ven tantas licencias poéticas como los inmortales o las flechas persas tan intrincadas en sus diseños. Y sin embargo tras la narración nos encontramos que la película va más allá de una mera copia. Se nos está explicando el porque del odio del rey Jerjes a los griegos y como se desencadenarían los hechos de la posterior década y la a conocida por todos gesta del rey Leónidas. (No en vano, inicialmente pensó en llamarse al film: Jerjes).
Los hechos
transcurren simultáneos en el tiempo a la primera película. Mientras
300 nos enseña la batalla de las Termópilas, 300: El
origen de un imperio nos cuenta las batallas de Artemisio y
Salamina, en que la armada persa es emboscada y finalmente destruida
por la griega, comandada de nuevo 10 años después por el senador
ateniense Temístocles, quien esta dispuesto a terminar lo que empezó
en Maratón y a unificar Grecia entera.
Arriba la batalla de Platea, aquí la de Maratón… Para bien o para mal, excesivamente similares, al menos a primera vista
Película entretenida
y bastante más fiel a la historia de lo que cabra pensar viendo el
trailer, quizás más fiel que su predecesora, si bien se nota mucho
que esta secuela bebe mucho del filme de Zack Snyder, en escenas como
la primera escaramuza de tanteo entre las escuadras griega y persa, el
navío acorazado que utilizará Artemisa, la comandante en jefe de la
escuadra persa o la idea de un sacrificio final con la única
intención de cortar la cabeza del ejército enemigo. Al igual que
hiciera el director de El hombre de acero en 300, Noam Murro no ha
podido (o no ha querido) evitar la inclusión de elementos un tanto
fuera de lugar en el tiempo tecnológicamente hablando, y sin embargo
la película no se hace pesada o irreal en momento alguno, al
contrario es acción pura y dura salvo por las noches de descanso
entre batalla y batalla. Eso si, los amantes de la historia que no
esperen encontrarse a las disciplinadas y acorazadas falanges griegas
presentando batalla a las innumerables hordas de Jerjes, pues aquí
se encontrarán con abordajes, barcos embistiéndose y luchas cuerpo a
cuerpo muy personales enfocadas más a combates concretos entre unos
pocos guerreros que una batalla grande. Eso si, se agradecería un
poco que se pase esa moda actual de Hollywood en que los combates
siempre son de noche, o bajo lluvia (o ambas cosas), pues hay
momentos en que la cámara apunta desde la proa de los navíos persas
y sabes que enfrente esta la armada griega porque lo dice Artemisa, y
te lo crees, que si no…
Al
contrario de lo que pueda parecer, el personaje de Artemisa (Eva Green)
es auténtico, aunque históricamente no es una huérfana criada por Dario
hasta llegar a convertirse en su comandante en jefe de la armada, sino
que fue una reina griega que se alió con los persas y envió una flota de
5 trirremes a luchar al lado del invasor en Salamina
El personaje de
Artemisa, quizás más protagonista de la película que el propio
Temístocles, esta muy bien logrado, un personaje manipulador, cruel
y decidido, que no duda en enfrentarse verbalmente al propio rey-dios
Jerjes o en intentar seducir a Temístocles con tal de aniquilar
Grecia por la humillación sufrida años atrás por unos hoplitas que
mataron a su familia y la vendieron como esclava hasta ser recogida y
cuidada por un emisario del rey Dario. Como apunte curioso, ese mismo
emisario es el mismo que Jerjes enviaría a parlamentar con los
espartanos varios años después en un intento infructuoso de unirles
a su causa. Resulta paradójico el desprecio hacia las mujeres del
mensajero cuando fue el quien adiestro y entrenó a la letal
Artemisa.
En resumen: 300:
El origen de un imperio es una película recomendable para pasar
1 hora y 45 minutos entretenidos. Te explica algunas cosas que te
dejan un poco a cuadros en la primera película, como el porque de
Jerjes, sus motivaciones o como las demás polis griegas se
enfrentaron al invasor, aunque no dejas de tener el sabor de boca de
que en algunas cosas es demasiado similar a la primera película.
Como suele decirse, “no inventa la coca-cola, pero da lo que
promete”
P.D. Esta y otras críticas están alojadas en la web de cine El gabinete del doctor Somier en la que colaboro esporádicamente como en esta ocasión
''- Luchas, mejor que follas.''
ResponderEliminar